Es como estar envenenado, odiando a todos, sintiendo sus absurdas banalidades como absurdas banalidades, que si la vida en marte, que si el hielo derritiendose, envenenado.
Queda claro que en cuanto uno se apesta con el aroma del veneno, saliendo este por los poros ahuyenta a los demás, queda claro, !vamos ánimo amigo¡ gritan, con la nota por debajo de la mesa pidiendo no se invite hasta que se le encuentre en mejor estado.
Es como estar envenenado, el domingo por la tarde, con el sol oscureciendo mirando como la vida no es lo que uno quiere, aunque haga lo que quiera y esté donde esté, no es suficiente, nada es suficiente, nadie es suficiente.
Y no es nostalgia, porque el recuerdo aviva cada odio, convirtiendo el agua de las células en un pótrido y gelatinoso caldo de materia muerta, cadenas aromáticas, muerte.
Yo le quitaría el «como». Hay días en los que la vida misma envenena directamente, cuando no sabemos si queremos morir o matar… Un abrazo.
sí, tal vez es un poco de autocensura, no es como, es estar envenenado, tal vez, en ese momento pienso que no estoy, estoy como, pero no, envenenado es estar vivo y consciente, eso
Estar como envenenado es estar como vivo, sólo que sin avenencias. Y esto del Silencio que grita es cualquier cosa menos muerte. Quién dice que hay que estar bien en la vida o con ella? Está. Como envenedado por ahora, pero está, pa’ la gracia de sus lectores. Abrazo.
y eso, y cada cosa que pasa, concentra el veneno, como cochambre se atasca en la arteria, se vuelve uno más y más lento