No la forma, Augusto mira el contenido de las nubes, el sepia del pasto seco, la roca. Augusto es un encierro, es el encierro, es la organización y tumefacción de los impulsos reprimidos.
Tomar una mano de forma clandestina.
El dolor y el lugar común, entre más vivimos más lugar común somos.
No en encierro, en trayectorias de universos que se acercan tanto como para toparnos a nosotros mismos viviendo la vida que queríamos.
Augusto es de mañanas, de nofuturos de cielos que se caen en tormentas grises y tornados que dejan intacto el desorden interior, Augusto no muere, toma la forma menos elocuente, la forma menos notable y ahí se queda.
Augusto toca el pasto sepia y saborea el amarillo del sol, siente el espeso rojo del que habla Greenaway por su garganta, escupe y el sepia, el amarillo y su espesa vitalidad se juntan mientras el mira, que el cielo se nubla, y el lugar común que es la tormenta se acerca.