Los poemas se caen a pedazos
Los poetas se resquebrajan
El corazón se quiebra sin remedio
el odio que queda en los intersticios
lo mantiene unido
La sangre es mercurio escurriendo
escurriendo por
cañerías-arterias
venas-desagüe
Arrítmico cada pedazo late
golpeando cada otro resto de corazón
El odio se calienta
con la fricción y el golpe inelástico
Escuchan sus corazones disfuncionales
Se reconocen
Cuando el sonido, como una serie de Fourier
se descompone en pequeños corazones
latiendo
podridos
Contagiándose del odio
los trozos de corazón
pegados algunos con melancolía
otros con desdicha
Entran en resonancia
Generando calor
Estallando al poeta
Los poetas caen de rodillas
y arden de forma espontánea
Agotando la maldita belleza
la jodida belleza
Que alguna vez encerraron en palabras.