La mejor forma de olvidar los malos sueños era siempre hojear un libro que me gustara y estuviera a la cabecera de la cama, antes tenía dos libros, El fin de la eternidad o Neuromancer, leía unos capítulos específicos, ahora hojeo libros de foto o catálogos de museos.
Hace mucho no tengo malos sueños, sueño cosas extrañas en lugares extraños, anoche soñaba con la casa de mi padre, vacía, se había mudado y la luz era de atardecer entrando por las ventanas, naranja, gris. Cuando ojeaba un catálogo encontré una pintura como el sueño. Esa es la finalidad del arte. No sé cuándo o dónde o cómo vi esa tarde. Pero ahora la sueño mucho, una tarde gris, un sol naranja.