Las placas tectónicas estaban cada vez más débiles, así que un día sin más ni más, cuando la luna se acercaba peligrosamente a la tierra, la fuerza de gravedad se llevó un pedazo de tierra, una capa, una parte de la Ciudad de México se fue, yo iba en ella, entre ruinas, no sabía cómo había sobrevivido, suerte, suficiente para ver de lejos la tierra, el espacio y las estrellas, alcancé a ver el mar revuelto, las llamas, el mundo era un caos, no tuvieron más suerte que yo. No sé qué pasaría con las cosas, el departamento. Las tres fotos que escondí en un libro, esta isla en el espacio.
